martes, 26 de diciembre de 2006

Lo que la Navidad deja para los consumistas


Del árbol.- Este año me propuse ya no ayudar en esto del árbol, y es que si bien nunca me ha parecido que sea una costumbre que tenga que ver con nada, lo hacía por ver la felicidad que causaba en mis padres el hecho de tener a sus hijos ayudando a decorar y toda la vaina.
Sin embargo este año a más de las convicciones se sumo la iniciativa de papá de que el que arma desarma, ahí que no pude más que huir de casa el día en cuestión y regresar cuando estuvo finalizado, aunque de todas maneras ya hubo el anuncio de que cuando se desarma el árbol ahí si todos metemos las mano, más claro, una fuga en vano y un momento familiar perdido.

Del pavo.- Parece increíble que en esta crisis económica (supuesto económico con el que ganó abrumadoramente el presidente electo) la venta de pavos haya sido tan onerosa, y consecuentemente la venta de otros productos que sirven para los acompañantes, tanto los comibles como los bebibles.
Este año en mi casa la navidad llego para los cinco miembros que somos, es decir que tenemos pavo para rato, así en febrero probablemente estemos hartos del pavo en sus distintas presentaciones, lo que me hace pensar que si mi familia no es el único caso, los restaurantes de comida especializados en pavo deben sufrir en los meses posteriores a estas fiestas.

De los regalos.- Cada vez esta “tradición” es más ridícula, y así ahora uno recibe regalo de todo el mundo y para no quedar mal tiene que dar regalo a todo el mundo a su vez, por esto de la aceptación social y todo este cuento de dar y recibir.
Así pues ante la visita insospechada e inesperada en todo el sentido de la palabra de un vecino, tocó huir a comprar lo primero que se pueda para demostrar que el sentimiento ha sido pues mutuo.
Además hay que incluir que es la fecha fortuna para que muchos se acuerden de visitar a parientes, sobre todo si estos se caen con algún presente.

De las novenas.- De ser un conjunto de oraciones, actos de devoción realizados durante nueve días seguidos, según el Diccionario Planeta de la Lengua Española, pasó a ser un evento social de magnitudes fiesteras y más que ‘noveneras’, pasó a ser ‘noveleras’, en el que se reúnen miembros de una familia o de un grupo social determinado, para que la mayoría rece un rato, y luego se instalen a comer, beber y e inclusive bailar, con los restantes, y esto durante nueve días. Gran banquete en honor a la devoción.

En fin un año más de tradiciones y contradicciones ajenas y propias que se confunden en eventos sociales y gastos innecesarios, que no han logrado servir para lo que la navidad sea la fiesta cristiana que debería ser, para quienes comparten esta fe.