Los poderes especiales del mandatario mandante.

La dictadura original fue una institución jurídica y política creada en Roma, en la época de la República, que consistía en el otorgamiento de poderes especiales a alguien para que gobernara con “poderes especiales” (no les suena reciente) sobre el territorio romano y acelerara la implementación de cambios considerados urgentes en la época.

Esta institución era usada en casos de emergencia, sobre todo de guerra, y duraba un tiempo máximo de seis meses, y que tenía, a pesar del poder especial, un grado importante de control.

No se a ustedes, pero a mi la situación que por tercera vez asume El Presidente Chávez en Venezuela me suena a lo mismo, en consecuencia sería un dictador al estilo romano, no la usanza de la Latinoamérica de los años ’70, que se entienda bien.

Lo digo porque se le da poderes especiales para crear, modificar o derogar leyes en ámbitos determinados, que en esta ocasión apuntan a la estatización de empresas de sectores determinados como el petrolero, facultades que implican sobre todo que la creación de leyes no deben pasar por el procedimiento ordinario, sino que todo el sistema de debates y argumentaciones a favor o en contra de las leyes se verá obviado, y que el pueblo venezolano deberá confiar exclusivamente en la capacidad de Chávez y su equipo para legislar. (Ojalá no se como el equipo de Correa que preparó esa vergüenza de estatuto de la Asamblea, hecho que demostró que algunos de los que rodean al Presidente están aprendiendo a gobernar a punta de errores) Gran confianza que el pueblo deposita en una sola persona.

También se asemeja porque estos poderes especiales tienen un tiempo de duración preestablecido, serán dieciocho meses los que tendrá el mandatario, para ser mandante.
Claro, tal vez Chávez no se esté convirtiendo con estas situaciones en un Pinochet, Castro ni tan siquiera en un Rodríguez Lara de nuestro medio, pero si en un Julio César, quien se hizo nombrar dictador vitalicio de Roma, guardando las distancias.