lunes, 29 de enero de 2007

Les damos otra oportunidad, o hasta cuando Padre Almeida


El Congreso Nacional ha pedido “otras oportunidades” en los últimos tiempos, sin embargo de lo cual sigue cometiendo errores crasos en su funcionamiento y en la búsqueda de aceptación pública.

Para empezar hacen una mayoría entre los partidos más “populares” o “queridos” en el país (léase PSC, UDC, PRIAN, PSP). Claro entre todos los diputados que conforman este bloque pueden decir que su elección fue legítima, y que son representativos, pero al parecer no se dan cuenta que en su caso ni bien aceptan el cargo se ponen la camiseta de ladrón, y con ellos no hay compás de espera como con el Presidente, por lo que sus actuaciones, desde la primera hasta la última, deben ser dignas de ejemplo.

Esta mayoría no ha logrado hacer ningún cambio constitucional, por lo que su discurso de que la reforma política se la puede hacer en el Congreso, se queda sin piso con cada día que pasa.

Expulsan a dos diputadas electas de la manera más vil, todo por mantener hasta el último de sus votos internamente pero sin contar con que la opinión pública estaría del lado de estas mujeres, y que le darían un arma al Presidente de la República para que enarbole la lucha una vez más.

Nombran a un Fiscal General de la Nación que en un examen en Derecho Penal obtuvo una nota de 25/60, y que de en 6 de las 12 pruebas que se rindieron para obtener esta puntuación, obtuvo 0, para luego dejarlo sin respaldo cuando la opinión pública se transformó en marchas en contra de este pobre individuo, que más allá de su ignorancia no se la ha comprobado delito alguno, marchas que ha conseguido impedir que el Dr. Cucalón, ejerza las funciones para las que tristemente fue designado.

Ahora finalmente juegan con lo peor que pudieron haber hecho, es decir, la plata. Si se ha aplaudido nacionalmente la decisión del Presidente Correa de bajarse el sueldo (decisión que respeto pero no comparto en absoluto, ya que me parece una medida demagógica, perspectiva que la explicaré en otra entrada), no es posible que con toda la desfachatez del mundo, y viendo, insisto, que la opinión pública ha respaldado esta medida, decidan subirse el sueldo, cuando precisamente sus cargos están en juego; o es que nos creen muy idiotas, o ellos lo son.

Todos estos errores los cometen en tres semanas de funciones, a pesar de saber que ellos no tienen compás de espera, sin vergüenza alguna, y en medio de uno de los debates políticos más tenaces de la época democrática.

Así nos tratan, y como pelada mal llevada, nosotros nos dejamos.

1 Guiños:

Anónimo dijo...

DI: cuando alguien te engaña, te engaña continuamente. necesario es que se vayan para que los nuevos o pròximos diputados aprendan a portarse bien.